martes, 18 de junio de 2013

Buscador de oro


 Buscador de oro, por tus venas corre
  polvo de sudor y luz
  y entre tus arrugas un filón se esconde
  de amarguras y de cruz.
  Forjador de sueños, rompedor de moldes,
  sabedor de ingratitud,
  solo en el camino y molido a golpes
  te encontraste con Jesús. 

¡Quién lo iba a decir! ¡Quién lo iba a pensar!
Buscador de oro, Él te iba a buscar.
¡Quién lo iba a decir! ¡Quién lo iba a pensar!
Buscador de oro, Él te iba a encontrar.

2. Bebedor de engaños, vividor de horrores,
  de la peor esclavitud
  -la que va por dentro- te libró aquel hombre
  que colgaba de una cruz.
  Muerto entre los muertos, pobre entre los pobres,
  solo te quedabas tú;
  rumbo a ningún puerto, pescador sin nombre,
  te encontraste con Jesús.

¡Quién lo iba a decir! ¡Quién lo iba a pensar!
Tus redes vacías Él las fue a llenar.
¡Quién lo iba a decir! ¡Quién lo iba a pensar!
Pescador de hombres, Él te iba a pescar.
¡Quién lo iba a decir! ¡Quién lo iba a pensar!
Buscador de oro, Él te iba a encontrar.

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